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Una aldea prehistórica fortificada


Durante la Edad del Hierro (siglo VIII la. C-Año 0) los asentamientos humanos del noroeste peninsular se concentran en lugares elevados como Troña, que se fortifican con parapetos, murallas y estacas de madera para complementar las condiciones naturales de defensa.
Este fenómeno tiene un paralelo en territorios como Escocia, donde los castros o hillforts concentran a la mayor parte de la población de los caledones, un pueblo de agricultores y guerreros que, al igual que los galaicos, tuvieron conflictos entre sí y con los romanos, si bien estos, la diferencia del que aconteció con la Gallaecia, fueron incapaces de someterlos.

En este castro, situado a 13 km lineales de la Ría de Vigo, se documentaron fragmentos de ánforas prerromanas, cuentas de pasta vítrea y cerámica pintada que podría ser ibérica, lo que evidencia que los galaicos que habitaban el valle del Tea tuvieron contactos comerciales con otros castros de la región, pero también con los pueblos peninsulares y mediterráneos vía marítima. En el vecino castro de Fozara –que se localiza a 2 km al noroeste de Troña– se descubrieron materiales arqueológicos que evidencian que las aldeas prehistóricas de este valle tenían un sistema de relaciones comerciales semejante.



Tenazas de Metalúrgico

Fueron documentadas en la campaña del año 1930. En referencia a ellas Pericot y Cuevillas, arqueólogos responsables de la excavación, escribieron:
“Es muy frecuente encontrar dentro el fuera de las casetas gran cantidad de ganga de fundición, lo cual, unido al hallazgo de unas tenazas de forjador, confirma la actividad metalúrgica de los gallegos prerromanos”

Trísqueles en piedra


Los trísqueles grabados en granito son un motivo decorativo frecuente en los castros galaicos del antiguo convento bracarense (Castromao, Santa Tegra, Sanfíns...). Se trata, quizás, de una representación solar ejecutada por artesanos especializados con conocimientos matemáticos y de cantería.

Las personas investigadoras creen que los trísqueles, gusanillos y esvásticas florecieron en los castros entre el siglo I la. C y el I d. C, pero no sabemos se entre los galaicos tuvieron una funcionalidad estética (vinculada con la geometría) o simbólica (como elemento estético que identificaba a la comunidad). Es posible que los trísqueles habían funcionado como representaciones profilácticas, de forma que en la mente de los habitantes de los castros los ayudaban a estar mejor protegidos del infortunio y la enfermedad.