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Centro neurálgico del valle


A partir del siglo II la. C empiezan a surgir grandes poblados en altura que deciden dotarse de un sistema defensivo monumental.
Se trata de lugares centrales que, en un contexto comarcal, aumentan su tamaño gracias a la concentración de población procedente de otras aldeas prehistóricas. Esta nueva realidad, que perdurarán hasta el s.I d. C aproximadamente, se conoce con el nombre de oppida o centros neurálgicos, grandes poblados fortificados protourbanos en los que se centralizan determinadas actividades económicas y funciones políticas.
El conjunto que vemos aquí se sitúa en el segundo recinto fortificado del castro, que se creó en el siglo I la. C según las dataciones realizadas en la década de 1980. Este período se caracteriza por la construcción de cabañas con atrio o vestíbulo como la que aparece en el centro de la fotografía. Se trata de un espacio cerrado de planta elíptica de menores dimensiones que la edificación principal, que se levanta para ampliarla y complementarla, dando satisfacción a las necesidades de mayor espacio privado de sus habitantes. El abandono del castro, que tendría lugar entre finales del siglo I d. C y principios del II d. C, debió producirse de forma pacífica en favor de nuevos asentamientos en el fondo del valle.



Husillos

Los husillos de piedra, pero sobre todo las cerámicas, son hallazgos muy habituales en los castros. Frecuentemente decoradas, servían como base del huso, un instrumento de madera en el que se enrolaba el hilo en el momento de fiar. El hilado era realizado por mujeres a partir de lana y lino.

Fíbulas


Las fíbulas son un broche metálico utilizado desde época prehistórica por griegos y romanos que se extendió por el continente europeo y también por el mediterráneo. En la Gallaecia también fue empleada por los galaicos, el pueblo que habitó los castros durante la Edad de Hierro.

Se trata de un ejemplar anular en Omega, nombre que recibe por su parecido con la última letra del alfabeto griego. Se define por tener el extremo de la aguja de la anilla enrollada alrededor de un aro que finaliza en una forma contracurvada. La aguja, de sección circular, es independiente del aro, y gracias a su ancha cabeza se mueve libremente por él. Este tipo de fíbulas tuvo difusión entre el siglo II la. C y el IV d. C. A nivel simbólico servirían de indicador de estatus de su poseedor (posición social, profesión...).