Para reforzar el aislamiento los galaicos utilizaron pavimentos de arcilla cubiertos por tablas de madera y corteza.
El interior de las paredes se enlucían con cal.
Este conjunto habitacional estuvo ocupado en el siglo I d. C y luego fue abandonado. Tres centurias más tarde, allá por el s. IV de nuestra era, el conjunto fue parcialmente reconstruido y reutilizado.
En este ámbito de la aldea apareció una moneda romana que se corresponde con un denario de plata de Octavio Augusto o César Augusto, el primero emperador romano, que ocupó el trono entre los años 27 la. C y 14 d. C. Fue localizado sobre el piso de una de las cabañas de planta circular, muy cerca del lar central. A pesar de que Troña es un castro escasamente romanizado, la aparición de monedas romanas ponen en evidencia a importancia del comercio en este enclave, un oppidum o lugar central de referencia para las demás aldeas fortificadas de la comarca. En el último tercio del siglo I la. C. Roma se constituye como imperio y se dota de unas estructuras de organización comunes a todo el territorio que dominaba.
Augusto llevó a cabo una reforma del sistema monetario que permitió pagar con la misma moneda por todo el Imperio, facilitando el intercambio y el comercio. En este contexto a moneda se convirtió en un instrumento de comunicación social y de propaganda al servicio del emperador. En el momento de ocupación tardía de Troña (siglo III d. C), el castro convivía también con villas romanas, esto es, con explotaciones agro-ganaderas de cierto tamaño que, situadas en el fondo del valle que eran explotadas por ciudadanos galaico-romanos. En el castro fue encontrada una moneda republicana de Musidius Longus (42-43 a.C.)